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Movimientos sociales pro aborto y pro vida en Argentina: análisis del discurso en Twitter durante el debate por la legalización del IVE en 2018

Las redes sociales desde el feminismo no sólo son un medio para llevar un mensaje sino un profundo acto de rebeldía contra esa historia de silenciamiento (...) Lo hacemos enredadas con otras que nos likean y replican. Nos viralizamos juntas, potenciando nuestra voz

Altamirano

Durante el último siglo, la polarización de las sociedades resultó ser un ámbito de
particular interés para la academia en América Latina, incluso se destaca una línea de
trabajo que se focaliza en el estudio de las redes sociales en la medida que se configuran
como uno de los principales canales de participación de los nuevos movimientos sociales.
De esta manera, nos referimos a Twitter como un espacio propio de la nueva esfera
pública virtual en donde se configuran comunidades ideológicamente polarizadas en
torno a diferentes temáticas coyunturales como por ejemplo la legalización del aborto.
Esta activación de “grietas” sociales, reforzadas por la propia dinámica virtual de
las plataformas de la Web 2.0 -las burbujas de filtro-, nos permite observar una dinámica
híbrida entre la acción colectiva de los movimientos sociales de antaño y los nuevos
movimientos sociales y su acción conectiva a través de la cual se hacen presentes
diferentes lazos de solidaridad y sororidad, que incluso pueden llegar a ser globales, con
un punto de partida local-nacional.

El presente caso de estudio nos acerca a la polarización sociopolítica que se
manifiesta en la radicalización de opiniones y, mayoritariamente, en discursos violentos
basados en la emotividad. La racionalidad, descripta desde una función del lenguaje más
referencial que emotiva o apelativa, no es destacable. Tal como advertimos, las
direcciones discordantes de quienes se distinguen como referentes de los pañuelos verdes
o celestes, contienen valoraciones extremas: ya sean positivas o negativas, estas oscilan
entre el amor y el odio, la esperanza y la desazón.

Si bien es cierto que diferentes autores justificaron la idea de que el país, e incluso
algunos hablan de la región misma, vive un proceso de polarización sociopolítica que se
enmarca dentro de un período democrático que ya lleva más de un siglo de duración, los
efectos negativos sobre las relaciones sociales están a la vista: quien piensa diferentes es
un extraño que debe ser denigrado, humillado e incluso cancelado. Una lógica que nos
remite a la antigua percepción de la dualidad dicotómica del amigo-enemigo de Carl
Schmitt, donde se la utiliza para indicar el grado extremo de intensidad para la unión o
separación de individuos: El enemigo es simplemente el otro, el extranjero y basta a su
esencia que sea existencialmente, en un sentido particularmente intensivo, algo otro o
extranjero, de modo que, en el caso extremo sean posibles con él conflictos que no puedan ser decididos ni a través de un sistema de normas preestablecidas ni mediante la
intervención de un tercero ‘descomprometido’ y por eso ‘imparcial’.

Las conclusiones obtenidas en la presente investigación nos permiten corroborar
la noción de ideología que, desde nuestro análisis, se vislumbra tanto en la información
dada como en la información emanada por los usuarios. La alta correlación de data
provista en los perfiles de los usuarios se refleja en sus discursos e interacciones,
contribuyendo a un proceso homofílico de cohesión colectiva que se reproduce de forma
creciente.

Los resultados obtenidos a partir de este análisis integral del discurso, así como la
sus interacciones y la conformación de comunidades virtuales cerradas, nos permite hacer
un llamado de atención sobre la extensión de la polarización sobre diferentes espacios de
la vida cotidiana que obstaculiza el debate que da lugar a acuerdos, así como también
fractura la esencia misma del tejido social que implica la vinculación entre los diferentes
integrantes del sistema. Los aspectos violentos acaban por naturalizarse y legitimarse
dentro de un contexto de amenazas y agresiones, desde una perspectiva simbólica
específica.

A futuro, corresponderá pensar cómo las redes sociales pueden interpretarse como
verdaderas “ágoras virtuales” -espacios abiertos de debate más que de reproducción
violenta- que den lugar a comunidades con una mentalidad más flexible donde prime el
diálogo y el debate, que sortee las barreras informativas y relacionales dadas por las
“grietas” coyunturales propias de cada contexto en particular.