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El secreto mejor guardado de Roma ya no existe

El ser humano tan avaro por naturaleza, con su instinto animal siempre a flor de piel en pos sobrevivir, va dejando caer su coraza a cada paso.

En la ciudad eterna los secretos brotan del piso y las historias de sus paredes. Se puede escuchar el peregrinaje constante de almas errantes que aún no alcanzar su destino.
Sin embargo, el secreto mejor guardado de Roma ya no existe.

Dicen que al pronunciar en voz alta las palabras magicas estas se entrelazan consecutivamente de forma tan intrépida que ya nada puede detenerlas. La suerte está echada y la realidad se irá construyendo a medida que la moneda cobre vuelo para luego zambullirse en el agua y acomodarse delicadamente entre las demás.

Al desnudo, con el alma concentrada en una moneda que apretaron bien fuerte, lo materializaron y le escaparon a la naturaleza humana.

-Mi deseo fue que seas muy feliz
--El mío que vos lo seas

Y así se despidieron sabiendo que lejos estaba de ser un adiós. Con la firme certeza de que sus destinos se habían cruzado ya no por casualidad, más si por la incontrolable fuerza humana del amor más sincero y leal.